Creo que todo empezó con aquella película... ¿Cómo se llamaba?.... ¡ah, sí! "La joya del Nilo".
Fue entonces con 12 o 13 años, cuando descubrí la belleza del Sáhara, las dunas interminables de arena y... aquellos bandidos, más que nada comerciantes de caravanas que llevan sal, pero al fin y al cabo no muy lejos en su leyenda de vikingos y piratas. Su encanto me atrapó. Terribles, velados y misteriosos, mirandote con sus ojos profundos y negros, -verdes en ocasiones-, detrás del velo que les envuelve. Feroces, apasionados defensores de su tierra y su libertad nómada. Sí, tan romántica esa imagen como todas las que pueblan mi mente.
Y es que ellos, ignorados como toda la grandeza de los territorios musulmanes, no están de moda y no se los nombra, aunque tampoco perecen.
En mis viajes he visto beréberes, árabes y saharawis, y aunque ellos pertenecen al segundo de estos pueblos, no he visto frente a frente, un tuareg en toda mi vida. Sin embargo, es fácil imaginar un rostro bello y salvaje, cargado de misterio y sensualidad tras sus velos azules, la mirada imponente de esos ojos pintados con kohl, brillantes y silenciosos.
He leído, no obstante, lo suficiente como para saber algunas cosas interesantes: por ejemplo, que el nombre de "hombres azules" se lo dieron los occidentales no por sus vestiduras, sino porque, el índigo con que tiñen sus ropas, tiñe también su piel.
También sé que arrancarle el velo a un tuareg y mostrar su rostro a un desconocido es una ofensa mayor, pero que las mujeres no llevan velo, y que tienen derechos sin parangón en el Sáhara. Su hospitalidad es legendaria. Si encuentran a un enemigo en el desierto, tienen la obligación de acogerlo y de llevarlo a su casa. Mientras el enemigo no se marche, estará a salvo. Aunque muchos se han ido haciendo sedentarios, y puede que estas maravillas queden lejanas en el tiempo.
Si quereis leer hermosos relatos sobre esta tribu que, azul sobre dorado, conforman uno de los más bellos paisajes del desierto, os recomiendo la leyenda de "la virgen del cuello de plata".
Escuchareis hablar de Djins y de Ghouls... los demonios que habitan en las cavernas bajo la tierra, y de muchas cosas encantadas.... También podeis soñar con hacerles el amor bajo una medialuna de agosto sobre un suelo que se pierde en una inmesidad estrellada, pues en el Sáhara se contempla, desde el suelo, toda la vía láctea.
Fue entonces con 12 o 13 años, cuando descubrí la belleza del Sáhara, las dunas interminables de arena y... aquellos bandidos, más que nada comerciantes de caravanas que llevan sal, pero al fin y al cabo no muy lejos en su leyenda de vikingos y piratas. Su encanto me atrapó. Terribles, velados y misteriosos, mirandote con sus ojos profundos y negros, -verdes en ocasiones-, detrás del velo que les envuelve. Feroces, apasionados defensores de su tierra y su libertad nómada. Sí, tan romántica esa imagen como todas las que pueblan mi mente.
Tuaregs con sus ropajes originales teñidos a mano con el índigo que les tiñe la piel de azul. A la cintura, sus espadas. |
Y es que ellos, ignorados como toda la grandeza de los territorios musulmanes, no están de moda y no se los nombra, aunque tampoco perecen.
En mis viajes he visto beréberes, árabes y saharawis, y aunque ellos pertenecen al segundo de estos pueblos, no he visto frente a frente, un tuareg en toda mi vida. Sin embargo, es fácil imaginar un rostro bello y salvaje, cargado de misterio y sensualidad tras sus velos azules, la mirada imponente de esos ojos pintados con kohl, brillantes y silenciosos.
He leído, no obstante, lo suficiente como para saber algunas cosas interesantes: por ejemplo, que el nombre de "hombres azules" se lo dieron los occidentales no por sus vestiduras, sino porque, el índigo con que tiñen sus ropas, tiñe también su piel.
Si os fijais en los ojos, la franja más clara muestra con claridad cómo la piel del rostro que normalmenteva cubierta con el velo, está teñida de azul. |
También sé que arrancarle el velo a un tuareg y mostrar su rostro a un desconocido es una ofensa mayor, pero que las mujeres no llevan velo, y que tienen derechos sin parangón en el Sáhara. Su hospitalidad es legendaria. Si encuentran a un enemigo en el desierto, tienen la obligación de acogerlo y de llevarlo a su casa. Mientras el enemigo no se marche, estará a salvo. Aunque muchos se han ido haciendo sedentarios, y puede que estas maravillas queden lejanas en el tiempo.
Si quereis leer hermosos relatos sobre esta tribu que, azul sobre dorado, conforman uno de los más bellos paisajes del desierto, os recomiendo la leyenda de "la virgen del cuello de plata".
Escuchareis hablar de Djins y de Ghouls... los demonios que habitan en las cavernas bajo la tierra, y de muchas cosas encantadas.... También podeis soñar con hacerles el amor bajo una medialuna de agosto sobre un suelo que se pierde en una inmesidad estrellada, pues en el Sáhara se contempla, desde el suelo, toda la vía láctea.